La exmujer del detenido por el triple crimen tenía 39 años y dos hijos de 4 y 7, mientras que la madre tenía 58 y la hermana 27

Así eran las tres fallecidas:
Sandra Boquete Jamardo, 39 años...
Las naves de la empresa STAC, en Padrón, permanecen hoy quietas. En silencio. En las oficinas, con cada llamada, salta el contestador automático. «Esta empresa permanecerá hoy cerrada por la trágica pérdida de nuestra compañera Sandra Boquete, víctima de un atentado de violencia de género. Rogamos entiendan la situación», dice una voz de hombre, crispada por el dolor y la angustia. Sandra, nacida el 30 de junio de 1980, era desde hace unos diez años técnica administrativa en esta firma, vinculada al sector del aluminio. El trabajo y la familia eran los pilares de una vida tranquila y discreta, sacudida hace más de un año por la ruptura de su relación de pareja. Su exmarido ha acabado asesinándola. A ella, a su hermana y a su madre. Sandra tenía dos hijos, de 4 y 7 años de edad, con su expareja, ahora detenido por el triple crimen de Valga.
Alba Boquete Jamardo, 27 años....
Nació casi con el año 1992. Alba Boquete era una mujer entusiasta y enérgica, llena de ideas y de ganas de salir adelante, de construirse su vida. Así la recuerda el alcalde de Pontecesures, localidad en la que había abierto un servicio de logopedia. Su trabajo la llevaba a colaborar estrechamente con distintas asociaciones, como Amencer-Aspace. En las oficinas de esta entidad reina la desolación más absoluta. «Estamos en blanco», comentaba, con la voz rota, una de las compañeras de Alba poco después de conocer la noticia.
Elena Jamardo, de 58 años
Hace unos años, Elena Jamardo se enfrentó a un cáncer de pecho. "Fue muy duro. Pasaron muy mal tanto ella como toda su familia" . Pero la mujer logró vencer a aquel fenomenal enemigo y seguir adelante, aferrada a la vida. Siempre lo había hecho así: aferrarse y luchar. Ya de joven, hizo de tripas corazón y se marchó a Suiza en busca de un futuro mejor para sus dos hijas, que quedaron a cargo de sus abuelos. Ahora, siendo ella abuela, Elena parecía dispuesta a recuperar el tiempo perdido y cada mañana empezaba la jornada dirigiéndose a casa de su hija para recoger a sus nietos y llevarlos al colegio.
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